Miguel Jaubert

mösting
3º12'S
5º12'0

SUITE FOR CELLO AND TEXTURES

JAVIER MARRERO ACOSTA > Miguel Jaubert
31 Ago. 2019 22:47
Translate: Waldo Vinces · Victoria Martin Gilly

It was not yet dawn when a strange echo reached the city. Disturbing, far away, it seemed to plunge us into the volcano. Meanwhile, a sound stillness settled on the surface. The rest was just memory. Walking on the shore of that stillness a beautiful melody slips that does not hesitate to repeat itself. Insistent, sure, firm, seductive. Behind, as in the distance, but in reality very close, resonates, intense, a tension contained-as a tamed beast-a tide of rung anchors. A sound path that traces, undulating, the road to another new repetition. The tonal will be found again.

There, not far away, we were nomads again. Expectant travellers in the eternal noise. In the molten resin of the pines the emotion vibrates in search of lost time. In this wander through the shadows of the ethereal a light appeared. Small, but shiny. That harmony true to your appointment. A choral encounter held in the space of the melody. The delicate murmur that slips between eighth notes suggests an existential invocation. A space of freedom to inquire about the song, a mirror of contemporaneity. The song of the ancient poets.

The fluid cadence contrasts with the versatile texture of the melodic lines. Articulated around a central idea, a sound universe that is both disturbing and hopeful develops from the frontiers of the imagination. Rhythmic insinuation is followed by the inevitable finding of absolute silence. A drive that breaks unstoppable breathing towards a desired end. But it has no end in itself. I could wander in the cosmic infinity without looking back. I could live forever.

In the music of Miguel Jaubert, in his lyrical impenetrability, in that micro-world of bars, there is the revived past, the contemporary present and the eschatological future. Resilient shades, melodic counterpoints, overlapping rhythmic structures, long cadences that oppose agitated tonal condensations, very early principles that announce a slow journey finally end up finding their harmonic backwater, all these elements give form, among other nuances, to a novel proposal, original and advanced. A proposal to listen from calmness and coincidence. A round trip ticket to the place where we live. A journey towards the memory of music.

JAVIER MARRERO ACOSTA > Miguel Jaubert
31 Ago. 2019 22:47

Aún no había amanecido cuando un extraño eco llegaba hasta la ciudad. Inquietante, lejano, parecía sumergirnos en el volcán. Mientras tanto, una sonora quietud se asentaba en la superficie. El resto era solo recuerdo. Andante sobre la orilla de esa quietud se desliza una hermosa melodía que no duda en repetirse. Insistente, segura, firme, seductora. Detrás, como a lo lejos, pero en realidad muy cerca, resuena, intensa, una tensión contenida -como fiera domesticada-, una marea de anclajes tímbricos. Un sendero sonoro que traza, ondulante, el camino hacia otra nueva repetición. La voluntad tonal reencontrada.</migueljaubert.es@gmail.com>

Allí, no muy lejos, volvimos a ser nómadas. Viajeros expectantes en el ruido eterno. En la resina fundida de los pinos vibra la emoción en busca del tiempo perdido. En este vagar por las sombras de lo etéreo apareció una luz. Pequeña, pero reluciente. Aquella armonía fiel a su cita. Un encuentro coral retenido en el espacio de la melodía. El murmullo delicado que se desliza entre corcheas insinúa una advocación existencial. Un espacio de libertad para indagar sobre el canto, espejo de la contemporaneidad. El canto de los antiguos poetas.

La cadencia fluida contrasta con la textura polivalente de las líneas melódicas. Articulada en torno a una idea central se desarrolla, desde las fronteras de la imaginación, un universo sonoro a la vez inquietante y esperanzador. A la insinuación rítmica le sigue la inevitable constatación del silencio absoluto. Una pulsión que rompe la respiración incontenible hacia un final deseado. Pero no tiene fin en sí misma. Podría vagar en el infinito cósmico sin volver la vista atrás. Podría vivir eternamente.

En la música de Miguel Jaubert, en su hermetismo lírico, en ese micromundo de compases, se encuentran el pasado redivivo, el presente contemporáneo y el futuro escatológico. Tonalidades resilientes, contrapuntos melódicos, estructuras rítmicas que se superponen, largas cadencias que se oponen a agitadas condensaciones tonales, pianísimos principios que anuncian un lento recorrido finalmente acaban encontrando su remanso armónico, todos estos elementos dan forma, entre otros matices, a una propuesta novedosa, original y avanzada. Una propuesta para escuchar desde el sosiego y la coincidencia. Un billete de ida y vuelta al lugar donde vivimos. Un viaje hacia la memoria de la música.